22 de febrero de 2009

El Salvador



Dedicaba gran parte de su tiempo a exhortar a los demás sobre lo que habría de hacerse; le gustaba acariciar la superficie buscando las irregularidades y no cejaba hasta su desaparición, de manera que una pequeña astilla en el borde de la mesa podía devenir en pura leña de tablero. Un molesto padrastro, sobre todo si era ajeno, podría ser el cabo con el que comenzar a amortajar a su pupilo. Era de un perfeccionismo sin límites, gustaba de la tarea bien hecha a la medida de su orden y cuando la realidad no se ajustaba al mismo la trataba de usted (a la realidad), señal inequívoca de un próximo asalto (a la realidad).
Después de un tiempo breve de ustear, un día se despertó sorprendido de que aún no le hubieran llamado para salvar a la patria, por lo que se aprestó a reclamar ese derecho. Enardecido por la inmensidad de la tarea (cabe hacer notar que en la dificultad se crecía) constituyó una falange, al estilo de las antiguas falanges hoplitas, de la que solo existían algunas diferencias: las griegas se autoabastecian y a las suyas las armaba la patria. Tampoco pudo llegar al mínimo de ocho en fondo propio de aquella táctica de lucha.
Como entonces, el que se salía de la fila arriesgaba su vida por los costados y permitía la penetración en el grueso de guerreros, por lo que al que se atrevía a hacer de héroe solitario se le segaba la vida desde su propia retaguardia, antes de cerrar el vano de penetración.
Luego enarboló un pendón para enfilar el camino de la decepción del mundo.
Él ya lo sospechaba pero nunca había supuesto que el mundo fuera tan ciego como para no saber agradecérselo. No se había dado cuenta que la desproporción de su tarea no podía ser pagada con favores, y los honores tienen un tiempo corto de caducidad.

2 comentarios:

  1. Eres muy docto y veo una cierta guasa, pero si eso mismo lo escribieses en tono más cachondo...

    No se si debería explicarme, pero creo que entenderás lo que digo, perfectamente...

    No se, quizás sea que me he acostumbrado a leer chorradas de niñatas y de noveleros...

    Un abrazo

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  2. Eres muy docto y veo una cierta guasa, pero si eso mismo lo escribieses en tono más cachondo...

    No se si debería explicarme, pero creo que entenderás lo que digo, perfectamente...

    No se, quizás sea que me he acostumbrado a leer chorradas de niñatas y de noveleros...

    Un abrazo

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